EL MIX ENERGÉTICO 2: ¿SOLO CUESTIÓN DE ECONOMÍA?

PLUMA AJENA,  REFLEXION 3, 30 DE JULIO DE 2010



Continúo con la meditación sobre la importancia de la política energética en España porque creo que va a ser determinante, a medio y largo plazo, que es cuando se consiguen estos los objetivos, sobre la Balanza de Pagos, la competitividad de la economía, el nivel de precios y la  productividad. No es solo una cuestión de soberanía y de economía, también lo es de ecología.

De todas maneras cuando uno bucea en internet se encuentra que el debate de las opciones energéticas ya se está planteando desde opciones liberales y liberadas, e incluso desde perspectivas cercanas al poder. De la estrategia elegida va a depender el ser un país “zombi” o independiente y no mediatizado.

En mi opinión hay que meditar la inclusión en el mix de la “nuclear”, al menos no descartarla de entrada. Europa, Usa,…, hasta 106 países, lo tienen decidido, una parte de su energía será nuclear. ¡Hay que medir y ser prácticos! ¡Los talibanes están, pero sobran! ¿Y si después de estudiarlo resulta que lo mas ecológico es la nuclear?

El problema es la población mundial y su desarrollo, aunque sea limitado, se estima que “… a finales de siglo se requerirán 3,5 veces más energía que la que se produce en la actualidad, lo que significa que la nuclear tendrá un papel muy importante, a menos que aparezcan otras fuentes energéticas que no se sospechan o que actualmente no se consideran como tales. Es difícil concebir un escenario en el que esté ausente la energía nuclear ante el crecimiento de la demanda que se está generando, y ha recordado que ahora 26 países buscan cerrar el ciclo del combustible, el uranio, para evitar sacar más mineral de las minas y poder reutilizar los residuos.” Esto lo ha dicho la Dra. Cetta directora adjunta de la IAEA.


Les incluyo enlace con interesante documento de Real Instituto Elcano sobre el asunto: http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/926/926_isbell.pdf

Vale la pena meditarlo
El Magóez


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Energía nuclear: energía ecologista

Me ha llegado al correo una entrevista que se publicó en La Vanguardia en el mes de mayo del ya pasado 2009. El periodista Victor M. Amela entrevistó al catedrático en Física Atómica y Nuclear  Juan José Gómez Cadenas que defiende la energía nuclear como la más ecológica.
El debate sobre el impacto medioambiental y paisajístico de las diferentes fuentes de energía lo tenemos siempre presente.
Las llamadas energías renovables. como la solar y la eólica, se han dispersado en poco tiempo ocupando antiguos terrenos de cultivo y modificando los perfiles de nuestros montes. Y su rendimiento y eficacia son bastante bajos, poniendo en entredicho la justificación de su implantación por el impacto que generan.
Paralelamente a interpretaciones y valoraciones objetivas de ventajas e inconvenientes de cada sistema energético, tenemos un oscuro mundo de intereses que promueven e implantan los diferentes sistemas en base a criterios exclusivamente económicos.
Esta entrevista la considero muy interesante para seguir reflexionando sobre el complejo mundo de la energía, uno de los grandes debates del siglo XXI

 “Ser nuclear es el mejor modo de ser ecologista” VÍCTOR-M. AMELA  -  La Vanguardia 15/05/2009
Tengo 48 años. Soy de Cartagena y vivo en Valencia. Soy catedrático de Física Atómica y Nuclear y busco la materia oscura del universo en el laboratorio subterráneo de Canfranc. Estoy casado y tengo dos hijos, de 8 y
4 años. Voto a Rosa Díez y no tengo creencias religiosas.
¿Qué busca bajo tierra en Canfranc?
Materia oscura.
¿Qué eso?
Partículas pesadas e inertes que no interactúan con la materia. Para lograr detectar su rastro, debemos aislarnos de las demás partículas del entorno.
¿Un laboratorio subterráneo?
Y blindado con plomo de anclas romanas.
¿He oído “anclas romanas”?
El plomo de las anclas romanas es muy inerte, no irradia: ¡ha estado más de dos mil años bajo el agua, protegido de radiaciones!
¿Qué radiaciones?
Las cósmicas y las de la propia Tierra. La Tierra es radiactiva: ¡el núcleo terrestre es un reactor nuclear! Y de ahí el calor que emite.
¿Debo temer al núcleo de la Tierra?
¡No! Y tampoco debería temer a los residuos de las centrales nucleares.
Perdone, pero sí dan miedo.
Bien aislados en plomo y cemento, ¡sólo emiten calor! Calor durante 150 años. Si fuésemos inteligentes, aprovecharíamos ese calor para calentar agua: ¡tendríamos calefacción gratis para toda una ciudad!
¿En serio?
La idea es de James Lovelock, padre del ecologismo: “Soy un verde, pero antes soy científico”, dice Lovelock. Es mi mismo caso.
Usted es físico nuclear… ¿y ecologista?
Soy un ecologista nuclear. ¡No hay mejor modo de ser ecologista que ser nuclear! La energía nuclear es la única que puede proveernos de toda la electricidad que necesitamos sin costes medioambientales. No puedes ser un
ecologista eficaz sin ser nuclear.
¿Alude a Greenpeace?
Condenan la energía nuclear por prejuicio, aunque uno de sus fundadores, Patrick Moorey, hoy ya la defiende. Y ha tenido que irse de Greenpeace: ha fundado Greenspirit.
Pero una central nuclear contamina…
¡Lo único que emite una central nuclear es vapor de agua! Te contaminas más si fumas un cigarrillo en la puerta de una nuclear.
Hasta que haya una fuga radiactiva.
Los actuales sistemas de seguridad, moderados por agua, hacen inviable cualquier fuga. Antes de eso, la central se detendría sola.
Pues Ascó falla.
¡Falla la turbina! No el reactor.
¿No ha oído hablar de Chernobil?
Producía plutonio para bombas, y por eso no tenía techo de hormigón armado: ¡para extraer rápido barras del reactor! Una barbaridad: por eso saltó. Ninguna nuclear para electricidad, blindadas, explosionará.
¿Seguro?
Seguro. Mire, vivimos en la histeria nuclear: hay accidentes aéreos y nadie pide prohibir los aviones. ¡Y una central nuclear es más segura que un avión!
Más segura será una central térmica.
¡Falso! Una central térmica emite partículas de elementos pesados: ¡suelta a la atmósfera más radiactividad que una nuclear!
Nunca había oído eso.
Las térmicas queman carbón y gas: cargan el aire de contaminación que agrava asmas y patologías respiratorias, genera lluvias ácidas dañinas para la vegetación… Y, encima, liberan a la atmósfera toneladas de CO2.
Lo del efecto invernadero ¿es grave?
Si no frenamos las emisiones de CO2 , se alterarán los ciclos climáticos, que comprometerán las cosechas: habrá hambrunas.
¿Y si sustituimos las centrales térmicas por parques eólicos?
Dos problemas: la gente se opondrá a tantos y tantos molinos; y son intermitentes.
¿Por qué “tantos y tantos”?
Una central nuclear daría electricidad a una comunidad autónoma entera.                       Para obtener esa misma energía necesitaríamos 2.000 aerogeneradores, a 500 metros uno del otro: una formación de Barcelona a Sevilla. ¡Y multiplicada por diecisiete comunidades!
¿Por qué dice que son intermitentes?
Lo son las energías renovables como la eólica y la fotovoltaica: ¡el viento deja de soplar, el sol se pone! Y para que la producción sea continua, se hace algo que nadie explica…
¿Qué se hace?
Se instalan pequeñas centrales térmicas junto al parque eólico o solar, y cuando se pone el sol o cesa el viento…: “¡Dale al gas, Pepe!”. Y, así, ¡seguimos contaminando! Y, además, dependiendo del gas de Argelia.
¿Los parques solares tampoco son una solución con garantías, pues?
No, ¡pero investiguemos más para mejorarlos! La energía termosolar (unos espejos envían rayos solares a una torre para calentar agua) sí es eficaz a pequeña escala.
Moderemos nuestro consumo energético…, y no hará falta tanta electricidad.
Aunque nosotros dejásemos hoy de gastar tanto – quedeberíamos-, si el resto de la humanidad alcanza nuestra cota – que lo hará-, ¡el consumo global de electricidad será espeluznante!
¿Y?
Que si la producen mayoritariamente centrales térmicas ¡provocará en la atmósfera una concentración de CO2 insostenible!
¿Su conclusión contempla que sólo las nucleares evitarían este suicidio global?
Sí, integradas en lo que denomino mix eléctrico:presas hidroeléctricas + parques eólicos y termosolares + centrales nucleares. Si invertimos ahora en este mix, en veinte años los españoles seremos soberanos energéticamente. ¿Cree usted que lo haremos?
No.
Entonces, ¡a temblar!

“AUTONOMITIS ASIMÉTRICA Y UNIDAD DE MERCADO”

REFLEXIONES EN EL CANTO ARRIBA,  REFLEXION 1, 29 DE JULIO DE 2010

A mí, como mago estudioso de la economía, me preocupa  enormemente la dimensión y unidad de mercado. Por eso entro en darles algunos datos sobre EL Barómetro Autonómico del CIS (Estudio nº 2829) publicados recientemente. Para los catalanes España significa: “Mi país” (34%), “Una nación de la que me siento miembro” (14%), “Un Estado del que soy ciudadano” (19%), “Un Estado formado por varias nacionalidades y regiones” (22%), “Un Estado ajeno” (8%) ¡hay que ver el ruido que hacen ese ocho por ciento! Para Canarias esos datos serían 63%, 11%, 20%, 3% y 2% respectivamente. Como ven la unidad de mercado está reconocida y deseada. ¡El peligro está en que hemos dejado nuestra economía en manos de los políticos! ¡Juan Español sigue vivo! En lo que si están mayoritariamente de acuerdo es que desde el punto de vista administrativo las Autonomías han sido positivas, que los que se han pasado han sido los politiquillos localistas. Reconozco públicamente que me considero tan canario como español, que he militado en un partido nacionalista constitucional, que creo en la diversidad como signo de identidad y que los sentimientos nacionalistas son una defensa contra la globalización global. Que estoy igualmente orgulloso de haber sido nacionalista, miembro de la Ucd y de la Platajunta, motores generosos de la transición.. Pero la ruptura del mercado nos puede llevar al aislacionismo económico y que pienso que la economía sostenible nos puede llevar a la autarquía, los extremos son malos. La vida no solo es política.
Cuando en un reciente comentario quería el “ENTIERRO DE KEYNES Y MARX”, mi objetivo era poner de manifiesto el papel cada vez mayor que el Estado estaba tomando en nuestras vidas. Me preocupa enormemente la sensación de agobio que el ciudadano siente con la multitud de normas y regulaciones que en su vida diaria tiene que recordar y administrar. Si el Boletín Oficial del Estado se publicara en papel llegaría aproximadamente a 50.000 páginas en un año ¡se imaginan semejante losa! ¿Quién puede estar al día? Pero el tema se complica cuando pasamos a la normativa elaborada por las Comunidades Autónomas donde el volumen de papel equivalente se sitúa en el entorno de las 700.000 páginas/año ¡aplastados por la burocracia! Aquí el tema se complica porque salvadas normas de carácter general, el grueso de las normas se dedican a diferenciar una comunidad de otra, a mantener aislados y protegidos “gremios” locales y en definitiva a romper la unidad de mercado. Hay un magnífico estudio del Instituto de empresa sobre este aspecto que “linko” al final, en el se pone de manifiesto como esta inflación normativa afecta al la competencia, a la competitividad y a la productividad, y llega a desanimar la instalación industrial y actúa negativamente sobre la innovación y la I+D. Esta bipolaridad entre la tendencia del mercado único europeo y el localismo exacerbado se traduce en pérdida de competitividad y dimensión empresarial. Me imagino que muchas “cabezas pensantes” que conocen, o al menos intuyen, lo que hay detrás de esta moda que pongo de manifiesto en el artículo de este blog, sección “La Pluma Ajena”, titulado “SOBRE LO POLÍTICAMENTE CORRECTO”, estarán buscando soluciones a esta “autonomitis asimétrica”, esa es mi esperanza. Creo firmemente en el Estado de las Autonomías que nos hemos dado, pero estoy absolutamente en contra de “esos iluminados” que juegan a países chiquititos y que se inventan” culturitas y culturetas” para justificar su acción política. Como vimos al principio son minorías ruidosas. No olviden que la actual UE se inició como Mercado Común y aquí vamos al revés.
Los que me han seguido en La Gaveta, saben que pienso que de esta crisis solo nos va a sacar la sociedad civil, ustedes y yo, todos juntos. Lo que tenemos que exigir a los Gobiernos es que una vez creadas las condiciones adecuadas dejen de molestar. ¡En sus manos está!
Su amigo El Magóez

ENLACES INTERESANTES:
INSTITUTO DE EMPRESA “Regulation, Innovation and Productivity”http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1645936

  


EL MIX ENERGÉTICO 1: ¿CUESTIÓN DE SOBERANÍA?

PLUMA AJENA,  REFLEXION 2, 27 DE JULIO DE 2010


Los que han seguido mis comentarios de “La Gaveta” conocen que llevo bastante tiempo pidiendo que entre los ajustes a realizar de manera urgente se encuentra la cuestión eléctrica, no la tarifaria, sino el poner en marcha una estrategia encaminada a cambiar el actual 85% de dependencia exterior a uno más próximo al 50% de la UE  o la casi autosuficiencia francesa. El Real Instituto Elcano dice en una de sus publicaciones que “España padece una alta dependencia tanto de los hidrocarburos problemáticos (petróleo y gas) como de su importación. Por lo tanto, la economía española es bastante vulnerable a los volátiles cambios en los precios internacionales del petróleo y del gas. Geográficamente, esta dependencia se concentra en países no totalmente fiables ni en sus suministros o en sus políticas. Las perspectivas para el futuro sugieren que el escenario energético se complicará más a medio y largo plazo. Por eso, España debe considerar el reto de diversificar su mezcla energética y de reducir su dependencia de los hidrocarburos como una prioridad nacional”.

Por lo tanto este es un tema que conviene poner sobre la mesa de los debates urgentes porque a medio y largo plazo, que es cuando se consiguen los objetivos, va a pesar sobre la Balanza de Pagos, la competitividad de la economía, el nivel de precios y la la productividad. Si con estos riesgos no se estudia es que estamos cayendo en la trampa de la política bobalicona de los mensajes “electoreros”.

Vale la pena meditarlo

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GOOGLE: energia nuclear ENTREVISTA

ENTREVISTA A MANUEL LOZANO LEYVA

Manuel Luis Lozano Leyva (Sevilla, 1949) es un físico nuclear, escritor y divulgador científico. Desde 1994 escatedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla y ha dirigido doce tesis doctorales además de ser autor de más ochenta publicaciones científicas. De su abuelo, que fue cochero de caballos, le viene la afición a la hípica y en la actualidad cría y doma caballos deportivos.
Ha escrito novelas históricas ambientadas en el siglo XVIII como El enviado del rey (Salamandra, 2000), donde reconstruye la vida cotidiana del setecientos en una trama centrada en torno a las minas de mercurio de Almadén, Conspiración en Filipinas (Salamandra, 2003) y El galeón de Manila (Ediciones B, 2006). Ambientada en tiempos actuales: La excitación del vacío (Diagonal, 2003).
También ha escrito éxitos de divulgación científica como: El cosmos en la palma de la mano (Debate-Mondadori 2003), De Arquimedes a Einstein: Los diez experimentos más bellos de la historia de la física (Debate-Mondadori, 2005), Los hilos de Ariadna: diez descubrimientos científicos que cambiaron la visión del mundo (Debate-Mondadori, 2007) y ha realizado una serie de divulgación científica de trece capítulos para televisión: "Andaluciencia".

A.M.- Objetivamente ¿qué está más cerca? ¿Encontrar una manera de deshacerse de manera limpia de los residuos radiactivos o de explotar y almacenar eficazmente la energía renovable?
M.L.L. – Si “objetivamente” se supiera lo que usted pregunta, el debate estaría resuelto porque no habría más que planificar ese futuro. Lo que hay que afrontar es que mientras se solucionan esos problemas, la energía nuclear impide que el carbón, el gas y el petróleo sigan contaminando y empeñando la soberanía e independencia de Europa y las renovables apenas contribuyen a ello.
M.A. – ¿Dónde encontraré más radioactividad, en la chimenea de una central térmica clásica de quema de carbón o en las de una central nuclear?
M.L.L. – Siempre sorprende que la respuesta sea que contamina radiactivamente más una central de carbón que una nuclear. En la naturaleza hay muchísimos más elementos radiactivos que estables. Están en todas partes. Por ejemplo, en un plátano hay potasio 40 que sufre unas 500 desintegraciones por segundo. El carbón que se saca de las minas no se purifica y por ello lleva un montón de elementos radiactivos que se esparcen en la atmósfera cuando se quema. Son cantidades muy pequeñas, pero el humo que sale de la torre de refrigeración de una central nuclear no es más que el vapor de agua del aire que contiene. Si la central se enfría con un río, un embalse o el mar, no sale ni eso.
A.M. – Si sumamos los costes de extracción y enriquecimiento del uranio y de las infraestructuras necesarias para que funcione una central ¿sigue siendo la energía nuclear una energía barata? En este sentido, ¿un crecimiento considerable del número de centrales no convertiría el uranio en un recurso demasiado caro?
M.L.L. – Sigue siendo extraordinariamente barata por más que la inversión inicial sea muy alta contando todo lo que usted apunta, lo cual, por cierto, no suele hacerse con las fósiles y, mucho menos, con las renovables. Le aseguro que construir un molino, transportarlo a lugares inhóspitos, cimentarlos de hormigón, construir caminos y sendas y conectarlos de cables de sección enorme, también cuesta mucha energía y dinero. El uranio puede aumentar de precio, pero sepa que el 95,6% de los residuos radiactivos son uranio que no se reprocesa y extrae porque el precio del nuevo es muy bajo. Si este aumentara, se reprocesaría. También están los ciclos nodriza o criadero, que producen más combustible del que se carga en el reactor. Por otra parte está el ciclo del torio, mucho más abundante que el uranio. La producción de electricidad con energía nuclear nunca tendrá un problema de combustible.
M.A. – Existe un miedo irracional hacia las nucleares, se diría que hay quien piensa que si algo sale mal en algún reactor, se podía encontrar de pronto con el temido hongo nuclear típico de las explosiones armamentísticas asomando en su jardín trasero. Esto no podría suceder jamás ¿verdad?
M.L.L. – Eso va tan en contra de las leyes de la física como decir que un avión comercial, por despiste del piloto, puede subir tanto como para ponerse en órbita primero y llegar a la Luna después. Lo más grave que le puede pasar a una central es lo que ocurrió en Chernóbil (ni eso, porque Chernóbil no tenía edificio de contención como tienen todas las centrales europeas y casi de todo el mundo) y fue un incendio, no una explosión.
A.M. – En su libro, usted enumera algunas situaciones en las que la seguridad estaba presuntamente garantizada al 100% y el factor humano terminó por provocar una situación de riesgo. Conociendo la ambición humana, ¿no es un poco ingenuo hablar de métodos seguros al 100% por mucha seguridad pasiva que se quiera poner? (Siempre habrá algún país o alguna empresa que descuide algún detalle por determinados intereses)
M.L.L. – Cierto, eso pasa con todas las industrias, piénsese en la química o la aeronáutica. Ciñéndonos a la industria de la energía, la nuclear se ha mostrado como la más segura con creces. En España, por ejemplo, en varias décadas que llevamos produciendo energía nuclear, jamás ha habido ningún afectado, no digamos heridos o muertos. Ninguno. En el Reino Unido se dice que la central de carbón de Didcot ha producido muchísimos más muertos que Chernóbil. Si cuenta los muertos en las minas de carbón, en los incendios de al menos dos plataformas petrolíferas, los ocasionados por el petróleo, etc., la energía nuclear gana la partida de la seguridad espectacularmente.
M.A. – ¿Cree usted que un horizonte energético totalmente dependiente de fuentes verdes o renovables es factible?
M.L.L. – ¡Ojalá! Lo que me fascina es que haya quien diga que para el 2050 será así. No tienen ni idea de lo que es la historia de la ciencia y la tecnología. ¿Predijo alguien el transistor? ¿Y los teléfonos móviles o Internet? ¿Por qué predicen ésos cosas como las que usted dice? En Alemania hay instalados diez millones de metros cuadrados de paneles fotovoltaicos para generar ¡el 0,4% de la electricidad producida! ¿Se hacen extrapolaciones en base a esto o a desiderandos tecnológicos no contrastados? Es pura ideología política sin nada de consistencia científica y menos tecnológica. Decir eso contra las nucleares es, sin ambigüedad ninguna, apoyar firmemente el carbón, el gas y el petróleo.
A.M. – Teniendo en cuenta que al final se trata de mover una turbina como en una vulgar máquina de vapor, ¿no son todo este tipo de energías una antigualla? ¿No nos saldría más a cuenta invertir e investigar más en materia de nuevas energías?
M.L.L. – Claro que hay que investigar siempre, pero mientras… ¿podría usted apuntar alguna alternativa aunque sea sacada de la literatura de ciencia ficción? La más moderna, eficiente y de más amplio futuro en cuanto a variedad de diseños, es la nuclear.
M.A. – Recientemente Charles Seife, un reconocido escritor y divulgador estadounidense, ha publicado un libro totalmente pesimista sobre la posibilidad de que la fusión nuclear llegue algún día a dominarse. En su opinión deberíamos dejar de invertir dinero en proyectos como el ITER porque “siempre faltarán 50 años para que la fusión sea factible como método de generación de energía”. ¿Es usted tan pesimista como él?
M.L.L. – El pesimismo en ciencia se ha de cuantificar, si no terminamos con brindis al sol. La investigación en fusión nuclear empezó a escala nacional: cada país desarrollado, incluida España, tenía su propio programa nacional y su instalación experimental. Los resultados fueron tan prometedores que se subieron las inversiones y escalas experimentales a nivel europeo con el JET (Joint European Torus). Los resultados de este junto con los japoneses, estadounidenses, etc. siguieron siendo tan prometedores que se ha pasado al nivel internacional: el ITER. Todo dependerá de los resultados que se obtenga con este experimento. ¿Quién puede decir cuáles serán? Lo del pesimismo u otros estados sicológicos no cuenta en ciencia a menos que se busque notoriedad. Por cierto, hasta ahora no había oído nombrar al tal Seife, y le aseguro, con toda modestia, que si fuera un experto en física o tecnología nuclear seguramente tendría noticia de él.
A.M. – Sobre los residuos nucleares, es posible que aún haya espacio suficiente para dejarlos en algún rincón que no moleste. Pero la Tierra tiene un espacio limitado, ¿cuál es el límite de almacenamiento de residuos tolerable? Es decir, ¿cómo de alejada en el futuro tiene que estar la primera generación que se enfrente al problema para que no nos afecte? ¿Nuestros biznietos quizá, nuestros tataranietos? Confiar en el hallazgo de un método para desactivarlo, ¿no es una apuesta en la que arriesgan otros?
M.L.L. – Un almacén del porte de un estadio de fútbol da para almacenar todos los residuos radiactivos de Europa producidos en siglos con muchas más centrales de las que hay ahora. Ya nos gustaría que esa localización, gestión y control fuera posible para los residuos de todas, absolutamente todas las demás industrias. Le recuerdo que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera entre mil y dos mil años. ¿Esa herencia, incluido el posible cambio climático, no le preocupa? A mí tanto que el libro está dedicado a mi nieta: lo he escrito justo y exclusivamente porque prefiero que ella pertenezca a una generación dueña de la tecnología nuclear, tan culta y europea, a que permanezca en manos de los Putin, Buteflika y jeques del petróleo de turno en un planeta ambientalmente amenazado.
M.A. – ¿De verdad que podemos confiar en que los residuos nucleares pueden “reciclarse” para su reutilización como combustible nuclear? Por otro lado ¿Qué opina de las soluciones mixtas que aúnan un reactor de fisión para la generación eléctrica y uno de fusión como destructor de los residuos generados por el primero?
M.L.L. – Lo hacen ya Francia y Japón entre otros. Aún más, la incineración por transmutación nuclear con neutrones está científicamente resuelto y tecnológicamente hay avances realmente significativos aun siendo un problema extraordinariamente complejo. La solución que usted apunta de un reactor de fusión con varios satélites de fisión hace mucho tiempo que está diseñada. A mí ese tipo de centralización de la generación de electricidad no me gusta mucho por cuestiones de poder: quien domine un complejo de esos domina mucho. Si es un estado democrático, muy bien, pero si es una dictadura o vete a saber, es casi tan preocupante como los jeques y sátrapas del gas y el petróleo que le apunté antes.
— Fin —